Mi pueblo

En la llanura manchega donde el terreno volcánico se adueña del paisaje hay un pequeño pueblo con nombre de lengua extraña, Granátula, y apellido de la orden de caballería dueña de toda ella tiempo atrás, Calatrava. Villa por orden real y origen de mi familia y parte de mi vida y de la forja que toda persona recibe en su infancia.Pueblo rural, básicamente agrícola, alejado del desarrollo pero con una gran historía que nace y se puede comprobar en las distintas excavaciones arqueológicas como las de la Encantada de la Edad de Bronce o en Oreto, ciudad romana, o en el cerro de los Obispos donde fueron encontradas las lápidas funerarias del obispado visigodo. Actualmente necesidada de un desarrollo económico que no gire entorno a la agricultura y que permita a los más jóvenes realizar sus proyectos de vida en el pueblo sin tener que emigrar a la capital por motivos económicos, laborales, etc.

Deseo que estas palabras le hagan retroceder con la imaginación al mundo de una población que surge de las entrañas de la tierra cual colada volcánica quedando plasmada en cerros, maares, cráteres y fumarolas. Evocar como fueron aposentándose moradores en el cerro de los Castillejos y también alrededor de la laguna de Valdeleón; como rendían culto a sus dioses; y como llegaba más gente procedente de otras culturas: visigoda, germana, romana. Imaginar la ciudad  de Oreto anclada en la falda del Jabalón floreciendo al igual que sus vegas y asistir a los Concilios de Toledo conjuntamente con sus obispos. Adoptar la cultura sarracena y descansar en sus baños. Renacer de las cenizas en Zuqueca cual ave Fénix. Cabalgar por su valles y lomas con el escudo en el pecho de una cruz con las puntas en forma de flor de lis. Cumplir el sueño de sus habitantes y convertirse en Villa independiente. Honrar y compartir el deseo del hijo de un carretero de Granátula que declinó ceñirse la Corona de España y abrazar el lema de «cúmplase la voluntad nacional». Pasear por sus calles y sentir las noches mágicas de verano con ese infinito cielo azul y percibir la caricia de la paz, la tranquilidad y el sosiego.

Y de vuelta a la actualidad puede contemplarse Granátula de Calatrava desde Internet. Un proyecto que nació casi sin querer en mis manos allá por el año 1998 y que fue creciendo hasta conformar lo que hoy es el grupo de páginas de granatula.net que puedes visitar pulsando aquí.

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