¿Cuál es el objetivo de la Economía?

Rememorando un tiempo pasado hoy he decidido actualizar un artículo. Así mientras tomaba un zumo de cebada fermentado buscaba en mi bolsa, esa mochila que siempre me acompaña, unas notas que había tomado hace algún tiempo cuando leía el libro “La inteligencia fracasada” 1. De esas notas me permito entresacar este texto (cuasi literal):

El triunfo de la inteligencia personal es la felicidad. El triunfo de la inteligencia social es la justicia. Ambas están unidas por parentescos casi olvidados. Hans Kelsen, uno de los grandes juristas del pasado siglo, los describió con claridad: “La búsqueda de la justicia es la eterna búsqueda de la felicidad humana. Es una felicidad que el hombre no puede encontrar por sí mismo, y por ello la busca en la sociedad. La justicia es la felicidad social, garantizada por el orden social.” La felicidad política es una condición imprescindible para la felicidad personal. Hemos de realizar nuestros proyectos más íntimos, como el de ser feliz, integrándolos con los proyectos compartidos. Sólo los eremitas de todos los tiempos y confesiones han pretendido vivir su intimidad con total autosuficiencia. De todo esto se desprende un corolario:
«Son inteligentes las sociedades justas. Y estúpidas las injustas. Puesto que la inteligencia tiene como meta la felicidad –privada o pública‐, todo fracaso de la inteligencia entraña la desdicha. La desdicha privada es el dolor. La desdicha pública es el mal, es decir, la injusticia.»

En estos momentos en los que estamos tanto a nivel mundial, como en España, el sistema actual de economía de mercado, de capitalismo, está produciendo fracaso público y privado. ¿Somos estúpidos? ¿Creemos en un sistema que no cree en las personas? ¿Qué sucede con los populismos que están surgiendo en ambos lados del arco político, izquierda y derecha?

Comentaba con un compañero y amigo gallego, sobre el triunfo del sistema capitalista. Hablaba con él y defendía mi tesis, y afirmaba que cuando todo el mundo sostiene que el sistema capitalista está en crisis, es justo lo contrario: nunca el sistema capitalista había demostrado su salud como ahora. Y explico el razonamiento: En el momento actual el objetivo del sistema capitalista no son las personas, éstas no dejan de ser un mero recurso productivo, el factor mano de obra; el objetivo es el mantenimiento del capital. Y así, para preservar el capital y mantener la rentabilidad de éste, se habían tomado una serie de medidas tendentes a ese objetivo. Poco importaba si para ello la cuarta parte de la población tenía que pasar al paro, si los recursos económicos debían destinarse no a las personas, sino al mantenimiento y protección del capital. ¿Dónde está la crisis del sistema? ¿Defiende a ultranza su fin último: el capital? ¿El paro, crecimiento negativo, etc. -eufemismo muy extendido actualmente que intenta esconder la realidad, porque no me negarán que esa expresión no significa crecer decreciendo-, no dejaban de ser más que unas externalidades del sistema? ¿Y para cubrir esas externalidades y hacerlas más compatibles con las personas, sobre todo de cara al mantenimiento de una relativa paz social, no estarían las entidades no lucrativas contribuyendo a la defensa del sistema? ¿Las políticas sociales persiguen que las personas en capas “excluidas” salgan de las mismas o buscan mantener el equilibrio del sistema y por ende la paz social?

¡Cuántas preguntas, y sin muchas respuestas en mi mente!

Para abundar más en la situación en una jornada de puesta en común recordaba las palabras de D. José Herrador Alonso de “Queremos hacer la revolución en las organizaciones, eso es Desarrollo Organizativo”, por supuesto sin perder los valores ya que estos orientan la conducta de la organización y de las personas. Y así el desarrollo organizativo era el aprendizaje organizativo que al final se convierte en el conocimiento tácito, en el aprendizaje tácito. Y a mí me apetecía escribir, es más desearía “hacer la revolución en la economía con el enfoque de Desarrollo Organizativo”.

Llegué al convencimiento de que el planteamiento era una nueva economía basada en el conocimiento y la libertad (que no el libertinaje) como alternativa a una economía basada en el consumismo y el capitalismo, era la aplicación del desarrollo organizacional puro basado en las personas y en el aprendizaje, todo ello en busca de la gestión del cambio; considerando las sociedades como sistemas y como habría que abordar la relación entre las relaciones de los distintos procesos (no sólo económicos, sino políticos, medioambientales, etc.). Una economía basada en las personas.

Actualmente no dejo de escuchar a unos y otros como insisten en recitar viejas teorías económicas liberales y socialistas, y con las mismas recetas que han llevado a las personas al borde del abismo, que no al sistema capitalista ni a los sistemas comunistas, encontrar un mundo nuevo. Me pregunto ¿es posible seguir manteniendo un sistema que no esté basado en las personas?

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, acuñó en uno de sus artículos la siguiente frase: “Una economía en la que, año tras año, la mayoría de los ciudadanos viven peor NO es un éxito”.

Y dicho esto lo que no podemos olvidar es que el hombre debe cubrir sus necesidades “con el sudor de su frente” y no “con el sudor del de enfrente”. Y es aquí donde los sistemas basados en el marxismo, los socialistas, etc., fracasaron, ya que no consideraron que las personas también tienen la capacidad de ser parásitos del sistema sin intención de producir ni en el sistema capitalista ni en el socialista. Más allá de los motivos personales no existe motivación para entregar al sistema lo mejor de cada persona si no se obtiene algo a cambio, o si lo que se obtiene es lo mismo que puede obtener otro que no lo entregue todo. Así impera la ley del mínimo esfuerzo.

Además hay que considerar que la clase política no maximiza sus acciones políticas en función de las personas sino en función de los acuerdos políticos necesarios para obtener los votos suficientes y de realizar aquellas acciones que políticamente sean rentables de cara la permanencia en el poder. Ya hemos citado como otros pensadores socialistas afirmaron que el estado o cualquier forma de autoridad y centralización de poder era el problema y que destruirlo debía ser el objetivo de toda actividad revolucionaria.

Si esta reflexión es cierta el marxismo y el capitalismo son dos caras de una misma moneda astutamente utilizada por un poder mundial que está en manos de dirigentes y presidentes de empresas y de políticos desnacionalizados.

Continuará….

1 JOSE ANTONIO MARINA, “La Inteligencia Fracasada”. Editorial Anagrama. 2008

2 D. José Herrador Alonso. Profesor del Máster de Desarrollo Organizacional y Consultoría de Procesos de la Universidad de Valladolid. Sesión del día 12 de junio de 2010.