1. Determinar la realidad a partir de la forma en que se ve al mundo
En el mundo de Don Quijote, nada es lo que aparenta ser. Los molinos son gigantes, las posadas son castillos, las plebeyas son princesas, y los títeres son moros. Aunque su peculiar forma de observar las cosas le trajo problemas y desventuras, el ingenioso hidalgo creó para él una realidad distinta, un mundo diferente en el que triunfaría la virtud sobre el mal y estaría libre de esclavitud.
Si bien no pudo cambiar al mundo, sí logró cambiar su vida a partir de encontrar un propósito y un noble ideal
2. Ser fiel a un ideal
A pesar de las adversidades, Don Quijote deja como enseñanza la importancia de tener sueños aunque parezcan imposibles.
Don Quijote tenía un lema: «Defender la virtud».
3. Observar la virtud en los otros
El singular personaje antepone al hombre como persona por encima de sus errores. Un ejemplo es la manera en que observaba a Dulcinea, como una dama, una señora, cuando en realidad se trataba de una cortesana.
4. Elegir a un buen escudero
Tal como Don Quijote eligió a Sancho Panza como su compañero y fiel escudero, se puede y se debe elegir a aquellas personas que acompañen a lo largo del camino y apoyen en el logro de los sueños y objetivos.
Un excelente ejercicio es responder las siguientes preguntas:
1. ¿Qué se quiere? 2. ¿Cuál es el camino? 3. ¿Qué atributos debe tener el compañero que se debe elegir?