Archivo por meses: marzo 2018

No sujeción y exención en el IVA en una Entidad Sin Fines de Lucro

Ley 22/2013, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2014 fija las novedades en el reconocimiento de las exenciones de IVA que afectan a las entidades no lucrativas, que pasan a ser automáticas para todas aquellas entidades que cumplan con los requisitos establecidos.

Ya en la anterior Ley de Presupuestos del Estado, la del año 2013, cambiaba las reglas de juego. Hasta la entrada en vigor de esta Ley, el 1 de enero de 2013, las entidades que querían aplicar alguna de las exenciones específicas de las entidades no lucrativas, debían solicitar el reconocimiento previo a la Agencia Tributaria para acreditar que cumplían con los requisitos establecidos para poder hacerlo.

En consecuencia, estarán exentas de forma automática todas las entidades que cumplan los requisitos necesarios para ser consideradas entidades de carácter social.
Estos requisitos son:

  • No tener finalidad lucrativa y dedicar, en su caso, los beneficios que se puedan obtener en el desarrollo de actividades exentas de idéntica naturaleza.

  • Los cargos de presidente, patrón, representante legal deberán ser gratuitos y no podrán tener interés en los resultados económicos de la explotación por ellos mismos o mediante otras personas.

  • Y que los servicios prestados a los socios o partícipes y sus cónyuges o familiares hasta segundo grado inclusive, no podrán gozar de condiciones especiales en la prestación de los servicios.

Las entidades que cumplan con estas condiciones, independientemente de si solicitaron o no el reconocimiento de la exención, podran aplicarla en todos los servicios prestados, que no sean una actividad lucrativa diferente de las establecidas en el artículo 20.1.8 de la Ley del IVA (L37/92), pues si una ESFL realiza una actividad de este tipo tributará exactamente igual que un particular o una sociedad mercantil.

Hay que diferenciar lo que son prestaciones de servicio, de lo que son entregas a título gratuito. Todas las entregas de este tipo, a título gratuito, ni siquiera son prestaciones por lo que no estarán no sujetas directamente, y normalmente serán financiadas a través a traves de donativos o ayudas publicas. En las que se exija pago por el servicio, (bien de un particular o de un ayuntamiento), quedan sujetas al IVA, salvo que expresamente esten exentas por Ley, para lo que habrá que revisar las exenciones del artículo 20 de la Ley 34/1992 (por ejemplo formación siempre que la materia esté reglada).

La condición de entidad de no sujeta o exenta del IVA obliga a soportar las cuotas del IVA al adquirir bienes o servicios al ser la Entidad Sin Fines de Lucro el consumidor final a efectos del impuesto, por lo que no tiene derecho a deducir las cuotas soportadas y a por tanto no estará obligada a repercutir IVA en las entregas de bienes 0 servicios que realice,

Las exenciones para las prestaciones de asistencia social para entidades de derecho público o establecimientos privados de carácter social (entidades sin fines de lucro) quedan definidas así:

Con efectos de 1 de enero de 2014 y vigencia indefinida, se modifica el número 8º del apartado Uno del artículo 20 de la Ley 37/1992, de 28 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido, que queda redactado de la siguiente forma:

«8.º Las prestaciones de servicios de asistencia social que se indican a continuación efectuadas por entidades de Derecho Público o entidades o establecimientos privados de carácter social:

a) Protección de la infancia y de la juventud. Se considerarán actividades de protección de la infancia y de la juventud las de rehabilitación y formación de niños y jóvenes, la de asistencia a lactantes, la custodia y atención a niños, la realización de cursos, excursiones, campamentos o viajes infantiles y juveniles y otras análogas prestadas en favor de personas menores de veinticinco años de edad.

b) Asistencia a la tercera edad.

c) Educación especial y asistencia a personas con minusvalía.

d) Asistencia a minorías étnicas.

e) Asistencia a refugiados y asilados.

f) Asistencia a transeúntes.

g) Asistencia a personas con cargas familiares no compartidas.

h) Acción social comunitaria y familiar.

i) Asistencia a ex-reclusos.

j) Reinserción social y prevención de la delincuencia.

k) Asistencia a alcohólicos y toxicómanos.

l) Cooperación para el desarrollo.

La exención comprende la prestación de los servicios de alimentación, alojamiento o transporte accesorios de los anteriores prestados por dichos establecimientos o entidades, con medios propios o ajenos.»

El presente artículo solo representa la opinión del autor sin que esta sea vinculante, debiendo en todo caso la entidad cerciorarse de sus obligaciones tributarias.

Crisis, ¿éxito en su salida?

La crisis se trata de un fenómeno “normal” y recurrente que sucede periódicamente en los mercados. Lo que pudiera diferenciar unas crisis de otras normalmente es su profundidad y su extensión.

Pero este análisis es muy pobre. Hace años que la economía está dando síntomas de una grave enfermedad, siendo sostenida en su declive añadiendo más leña al fuego. La palabra Capitalismo está compuesta por los vocablos Capital e Ismo, es decir Exaltación del Capital. ¿Cómo es posible que estando en una exaltación del capital durante años el Capital haya sido regalado a todo aquel que lo demandaba? ¿Cómo es posible que artificialmente y por arte de los Bancos Centrales se haya mantenido el tipo de interés real del dinero por debajo de la inflación? ¿Cómo es posible que la masa monetaria haya crecido muy por encima del crecimiento de la productividad? Esto en mi pueblo se le denomina “Pan para hoy y hambre para mañana”[1]. Y estamos en el Mañana, quedan muchos años de hambre. El análisis de la actual situación de los mercados efectuado en base a los conceptos de la Teoría Económica Comprensiva[2], reconoce que lo expuesto (en los términos de las concepciones económicas convencionales) es correcto; pero va más allá y abre a otra dimensión de las crisis, que la pone en una perspectiva histórica y económica que nos permite verla no solamente como más profunda y extendida sino como cualitativamente distinta. Más aún, nos pone en la perspectiva de comprender que las respuestas “normales” o habituales, aplicadas a las crisis, no tendrán los efectos esperados, es decir, no conducirán en esta ocasión a una real superación y salida de la crisis.

La salida “normal” de una crisis financiera “normal” consiste en combinar en una adecuada proporción de tres elementos:

  1. a) la pérdida de valor de los activos de los acreedores;

  2. b) la pérdida que deben asumir los deudores;

  3. c) la pérdida que necesariamente ha de afectar al conjunto de los otros agentes económicos (consumidores, empresarios, trabajadores, etc.) vía inflación y vía contracción económica.

De este modo se obtiene que la pérdida, el daño y el dolor que provoca la crisis se reparta entre los diferentes sectores involucrados. Estos procesos son cuidadosamente vigilados por los Gobiernos (políticas fiscal, tributaria, regulatoria, subsidiaria y de incentivos, rescate de bancos, etc.) y por las autoridades monetarias o bancos centrales (tasas de interés, emisión monetaria, tipo de cambio, etc.).

Todo ello está de hecho ocurriendo. Pero desde el punto de observación que nos proporciona la Teoría Económica Comprensiva, podemos ver algo más, por debajo y más allá de todo lo indicado. Desde esta óptica apreciamos básicamente dos fenómenos de incalculables consecuencias:

El primer fenómeno es un cambio que se está cumpliendo en la naturaleza o “esencia “del dinero. Y como el dinero es –en el actual sistema económico- el elemento articulador de los mercados y de la economía en su conjunto. El nuevo concepto económico neoliberal está significando una desarticulación estructural muy profunda de los determinantes del mercado, de modo que no podrá resolverse la crisis sino mediante una reforma institucional, jurídica y política. Entendamos: el mercado continuará funcionando, pero en crisis, que se prolongará hasta que se cumplan dichas reformas.

El segundo fenómeno, estrechamente conectado al anterior, es una mutación al nivel de las relaciones entre los agentes económicos privados y los agentes económicos públicos, tal que los equilibrios que han permanecido sin cambios sustanciales durante las últimas seis décadas ya no se sostienen, planteando la necesidad de redefinir las relaciones entre economía y política; y entre ambas y el ser humano y las personas. Y de ahí el surgimiento de nuevas ideas políticas, nuevas formas de entenderla, movimientos extremos, movilizaciones sociales, etc.

Y todo eso se produce porque la salida de la crisis se ha efectuado ajustando los salarios y pensiones, bajando los ingresos de la clase media, incrementando el nivel de empleo a costa de salarios más bajos. El ajuste ha sido soportado por las personas que perciben rentas del trabajo y asimiladas. Y el efecto también consecuente de disminuir la capa de la clase media incrementando los polos opuestos: personas en nivel de pobreza o semi pobreza cada vez más numeroso y a la vez incremento de la riqueza en manos de unos pocos básicamente procedente de rentas distintas de las del trabajo.

[1] Un pueblo manchego, en esa Mancha que describió Cervantes. Su nombre Granátula de Calatrava. www.granatula.net

[2]  Luis Razeto Migliaro: “Fundamentos de una Teoría Económica Comprensiva. Libro tercero de Economía de Solidaridad y Mercado Democrático.” Ediciones PET, Santiago, 1994.

¿Crisis del capitalismo? ¿Crisis del mercado?

A menudo quienes aspiran o activamente se esfuerzan en construir “otra economía” –más justa, solidaria, no capitalista-, tienden a observar la economía dominante como experimentando una crisis profunda, y esperan que de algún modo sobrevenga un colapso, una demolición, una paralización del mercado, por efecto de su propio peso, de sus contradicciones internas, de sus crisis. Se piensa que cuando ocurra el colapso del mercado será el momento de “otra economía”. En presencia de lo que parece ser hoy el comienzo de una “gran crisis” económica, muchos anuncian que está a punto de verificarse el fin del capitalismo y, por tanto, que se abre la oportunidad para que la “otra economía” se despliegue como la gran solución.

Más allá de que palabras como “derrumbe” o “colapso”, aplicadas a la economía son solamente metáforas. El mercado no se detiene, no deja de funcionar, no se derrumba (a menos que sobrevenga una catástrofe que destruya la vida social, por causas exógenas al mercado como tal), por más que experimente crisis financieras y económicas de considerable envergadura. Porque el mercado es la interacción y la coordinación de las decisiones de producción, distribución y consumo que efectúan permanentemente las personas y sus organizaciones. Desde que existen, y mientras existan seres humanos y organizaciones, ha habido y habrá intercambios entre ellos, y el mercado seguirá funcionando.

El mercado es un ser vivo y cómo tal experimenta transformaciones que pueden ser muy profundas, estructurales. Las transformaciones más importantes y profundas, las experimenta el mercado cuando ocurren en la sociedad fenómenos que impactan profundamente la vida colectiva, tales como guerras (de las que hay que decir por macabro que parezca que siempre han sido motivo de desarrollo económico y social), devastaciones naturales, descubrimientos o conquistas de nuevos territorios, innovaciones tecnológicas de alto impacto, incorporación o agotamiento de importantes fuentes de energía, revoluciones sociales, instauración de un nuevo sistema político, etc. En tal sentido, es esencial comprender que el mercado se encuentra determinado, que no existe en sí mismo, que no funciona exclusivamente en base a sus propias dinámicas internas. El mercado es siempre un “mercado determinado”. En tal sentido, no puede descartarse que el mercado llegue a colapsar, hundiendo a las sociedades en un abismo de decadencia catastrófica; pero ello no puede ocurrir por causas inherentes al funcionamiento del mercado mismo, sino por impactos exógenos.

>No obstante lo anterior, debe reconocerse que el mercado es capaz de resistir impactos exógenos muy fuertes, frente a los cuales reacciona conforme a sus propias dinámicas internas. Una guerra mundial o una guerra civil pueden alterar drásticamente la conformación del mercado y la participación en él de los sujetos, pero el mercado sigue funcionando en esos contextos modificados. El mercado sigue funcionando y reacciona con sus propias racionalidades cuando se producen catástrofes naturales, cambios tecnológicos, disminución de los recursos y fuentes de energía, etc.

Las dinámicas internas del mercado, en el sentido de sus ciclos, sus crisis y sus fases de expansión, los fenómenos de inflación y crecimiento, estancamiento o depresión, sus cambios a nivel de los sistemas e instituciones monetarias y financieras, sus procesos de concentración y distribución de la riqueza, son dinámicas que pueden impactar muy hondamente el funcionamiento de la producción, la distribución de la riqueza, los niveles de consumo y los ritmos de crecimiento. Pero por sí mismas, tales dinámicas no conducen a una interrupción del funcionamiento del mercado, no lo detienen, no lo hacen colapsar en el sentido de un edificio que se cae y del que sólo quedan escombros que recoger. Los cambios y las crisis más hondas que puede experimentar el mercado como efecto de sus propios desequilibrios y “contradicciones” no llevan a que el mercado como tal desaparezca ni deje de funcionar, aunque ciertamente podrán afectar muy seriamente los niveles riqueza y pobreza y condiciones de vida de las personas, las organizaciones y empresas, los pueblos, las naciones y los estados.

El mercado en su funcionamiento interno puede marginar e incluso expulsar a determinados sujetos que participan en él. Es más comparto el pensamiento sociológico de Bauman[1] que nos lleva al final a la conclusión de que los pobres son daños colaterales (como eufemísticamente se dice ahora) del sistema; sin pobres no hay clase media que fundamenta el capitalismo. De hecho, en el mercado las más grandes e importantes empresas pueden caer en bancarrota, los países más ricos pueden entrar en decadencia, otros pueden entrar en situaciones de gran pobreza y miseria, y muchísimas personas pueden perder todos sus bienes y recursos. Pero lo más seguro es que el mercado siga funcionando, con nuevos, con distintos, e incluso con menos integrantes; pero se ve menos afectado de lo que se cree, por lo que ocurra a tales o cuales individuos, a tales o cuales grandes empresas, a tales o cuales países.

En el mercado participan de hecho todos los sujetos, individuales y colectivos, todas las organizaciones e instituciones, todos los Estados y las comunidades, todos los países y las regiones. La participación de cada uno de estos sujetos, sin embargo, puede ser y de hecho es muy diferenciada, en cuanto unos participan más y otros menos, pero todos los sujetos fundamentan el sistema. Es más por duro que parezca el estado del bienestar es base y pilar del sistema capitalismo manteniendo los “daños colaterales” dentro de unos parámetros aceptables por la sociedad, formando parte de este sistema las Organizaciones No Gubernamentales, Tercer Sector, etc. como guardianes para que la pobreza no se extienda dentro del sistema.

Alguien (un sujeto individual o colectivo de cualquier nivel que sea, incluido un país, o un grupo de países de una región del mundo) podría “salirse” del mercado y seguir subsistiendo, pero ello implica dos condiciones básicas. Una, que se haga totalmente autosuficiente en el sentido de ser capaz de proveerse de todos los bienes y servicios que necesita; y dos, que limite sus necesidades exclusivamente a aquellas respecto de las cuales puede proveerse autónomamente de lo indispensable para satisfacerlas. Condiciones éstas que, si bien se las examina, implican sacrificios extremos para quienes intenten cumplirlas. “Otra economía” que quiera hacerse independiente de las dinámicas del mercado, deberá asumir los costos que ello implica, y entre sus participantes deberá construir su propio mercado, acentuando las interacciones e intercambios entre quienes la integran. En tales intercambios entre sus integrantes, como también en los intercambios que estos establezcan con los del mercado general, podrá manifestarse la racionalidad diferente que las caracteriza, en cuanto actúen y se relacionen manteniendo sus principios, sus valores, su ética y sus modos propios de comportarse. Esto vale también para países completos que pretendan independizarse del mercado y de su crisis, e incluso para grupos de países de una entera región.

[1] Zygmunt Bauman. “Tiempos líquidos”. Ed. Tusquets Editores, 2007. La expresión tiempo líquido, acuñada por Zygmunt Bauman, intenta explicar el tránsito de una modernidad «sólida» –estable, repetitiva– a una «líquida» –flexible, voluble– en la que las estructuras sociales ya no perduran el tiempo necesario para solidificarse y no sirven de marcos de referencia para los actos humanos. Pero la incertidumbre en que vivimos se debe también a otras: la separación del poder y la política; el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo, o la renuncia al pensamiento y a la planificación a largo plazo: el olvido se presenta como condición del éxito. Este nuevo marco implica la fragmentación de las vidas, exige a los individuos que sean flexibles, que estén dispuestos a cambiar de tácticas, a abandonar compromisos y lealtades. Bauman propone un acercamiento que no busca respuestas definitivas, “como quien tantea para ver si hace pie antes de lanzarse a un río que, sobre todo hoy, nunca es el mismo”.

Criterios sociales en la contratación pública

COMISIÓN INTERMINISTERIAL PARA LA INCORPORACIÓN DE CRITERIOS SOCIALES EN LA CONTRATACIÓN PÚBLICA

Análisis, aplicación y seguimiento de cláusulas sociales.

El Consejo de Ministros del viernes 2 de marzo de 2018 ha aprobado un Real Decreto por el que se crea la Comisión Interministerial para la incorporación de criterios sociales en la contratación pública.

Este órgano se constituye en el marco de la nueva Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, por la que se transponen al ordenamiento jurídico español las directivas europeas que establecen el nuevo marco jurídico en materia de contratación. Esta ley plantea la condición de la contratación pública como instrumento para establecer estrategias de carácter social.

El objetivo de esta Comisión «es avanzar hacia una contratación pública socialmente más responsable, que promueva mayores oportunidades de inclusión social, de accesibilidad y un mayor el cumplimiento de los derechos laborales y sociales de los trabajadores». Para ello, se prevé la incorporación de criterios sociales en la contratación pública que incentiven a las empresas a desarrollar una gestión socialmente responsable.

Esta Comisión Interministerial pretende una actuación coordinada del sector público estatal en las actuaciones de incorporación de criterios sociales en la contratación.

En esta Comisión, que estará adscrita al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, estarán representados todos los Ministerios, además del Consejo Nacional de la Discapacidad y la Comisión para el Diálogo Civil con la Plataforma del Tercer Sector.

Sus funciones serán el análisis, aplicación y seguimiento de las cláusulas sociales en la contratación pública. Para ello, la Comisión podrá elaborar propuestas y recomendaciones, así como informes, estudios o guías de aplicación, para su consideración por el Consejo de Ministros.

Además, la Comisión Interministerial para la incorporación de criterios sociales en la contratación pública podrá colaborar con expertos, interlocutores sociales, entidades y organizaciones públicas y privadas.

Conforme establece la disposición final decimosexta de la nueva Ley 9/2017, de 8 de noviembre, de Contratos del Sector Público, por la que se transponen al ordenamiento jurídico español las directivas europeas que establecen el nuevo marco jurídico en materia de contratación la entrada en vigor será el próximo 9 de marzo.

Diversidad

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define diversidad como:

  1. Variedad, desemejanza, diferencia.

  2. Abundancia, gran cantidad de varias cosas distintas.

Igualdad no significa identidad en el sentido de que todo sea igual o idéntico, sino en todo caso semejante o equivalente, lo que significa otorgar igual valoración. Promover la igualdad significa intentar acabar con las discriminaciones basadas en la edad, sexo, raza, ideología, religión, discapacidad, etc., otorgando el mismo valor, los mismos derechos y las mismas oportunidades.

El principio de igualdad incluye todas las acciones positivas que se realicen para conseguir eliminar el trato desigual a lo que de hecho es lo mismo; es decir, intervenciones que buscan superar todos los obstáculos que la sociedad pone al reconocimiento pleno de la igualdad.

Entre las medidas para garantizar el trato igualitario en todos los ámbitos de la entidad (voluntariado, personal laboral, socios, colaboradores, etc.) podemos citar los siguientes campos de actuación:

  • Procesos de captación, selección e incorporación no discriminatoria[1].

  • Gestión de la formación atendiendo a las condiciones y posiciones estratégicas en la organización.

  • Conciliación entre la vida profesional, laboral y personal.

  • Revisión y diseño de una política salarial basada en criterios objetivos.

  • Comunicación interna y externa orientada a la inclusión.

  • Salud laboral y prevención de riesgos desde la perspectiva de las necesidades diferenciales entre sexos, capacidades diferentes, cultura, etc.

  • Prevenir y sancionar las situaciones de cualquier tipo de acoso y abuso.

  • La estrategia diseñada para conseguir que las preocupaciones y experiencias de todas las personas que se relacionan con la entidad sean parte integrante en la puesta en marcha de sus programas y políticas (transversalidad).

[1] Valoración de la capacidad, mérito y conocimiento.